Solo supongamos...
El Mulá caminaba por la calle del pueblo, ensimismado en sus pensamientos, cuando de pronto unos pilluelos comenzaron a arrojarle piedras. Fue tomado por sorpresa, y además no era un hombre fornido.
-No hagan eso y les explicaré algo que les interesará, dijo
-Muy bien, ¿de qué se trata? Pero nada de filosofía.
-El emir ofrece un banquete gratuito, al cual puede concurrir cualquiera.
Los niños salieron a toda carrera hacia la casa del emir, en tanto Nasrudín comenzaba a entusiasmarse con su idea, con los bocados y con las delicias de los agasajos...
Levantó la vista y vio a los niños desaparecer a la distancia. De pronto recogió su túnica y corrió velozmente tras ellos.
-Será mejor que vaya a ver, - se dijo jadeante - .Después de todo podría ser cierto.
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