La recompensa

Nasrudín tenía buenas noticias para el rey. Después de grandes dificultades logró obtener una audiencia, aunque por tradición cualquier súbdito tenía teóricamente el derecho a un acceso inmediato a la corte.

El monarca quedó satisfecho con lo que Había oído:

-Elige tu propia recompensa

- 50 latigazos (dijo Nasrudín )

Sorprendido, el rey ordenó que Nasrudín fuera azotado.

Cuando hubo recibido 25 golpes, Nasrudín exclamó:

-“Basta”. Ahora (pidió) traigan a mi socio para que reciba la otra mitad de la recompensa. El Chambelán, majestad, no me hubiera permitido verlo a usted a monos que jurara darle exactamente la mitad de lo que recibiera como resultado de mis buenas noticias.

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