El cambio

Desde su niñez Nasrudín fue llamado el “disconforme”.

Sus familiares se habían acostumbrado tanto a su hábito de hacer siempre lo contrario, que cuando ellos querían algo de él le ordenaban que hiciera lo opuesto.

El día que cumplió 14 años Nasrudín, junto con su padre conducía al mercado un burro cargado de harina. Al despuntar el alba, cruzaban un torrente por un desvencijado puente de sogas cuando la carga empezó a ladearse.

-Pronto Nasrudín, (gritó al padre), levanta la carga por la izquierda o perderemos la harina.

Inmediatamente Nasrudín alzó la parte izquierda de la carga, haciendo que ésta terminara por desequilibrarse y la harina cayera al agua.

-¡Tonto, ridículo!, (exclamó el padre). ¿No es que hacías siempre lo contrario? ¿No te indiqué el lado izquierdo de la carga para que lo hicieras por el derecho?.

-Si padre. Pero ahora tengo 14 años. Desde el amanecer se considera que soy un adulto sensato y, por lo tanto, cumplo las órdenes.

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