Todo a nombre de mi esposa

Un día Nasrudín estaba comiendo un gran pollo asado cuando pasó un hombre pobre quien, asomándose por la ventana, le pidió:

-Por favor, deme un trozo de esa ave; estoy muerto de hambre.

-En lo que a mi respecta (respondió Nasrudín), de buena gana se lo daría todo; pero, desafortunadamente, le pertenece a mi esposa.

Comentarios

Más capítulos