Principios demasiado obvios
-Todos deberían participar por igual de lo que está disponible, (afirmaba un filósofo en la casa de té frente a un grupo que lo escuchaba con sumo interés).
-No estoy seguro de que eso se pueda llevar a la practica, (dijo un escéptico).
-Pero, ¿ha hecho usted la prueba?, (preguntó el idealista).
-¡Yo sí! (respondió Nasrudín). A mi mujer y a mi burro les otorgo el mismo trato. Reciben, exactamente lo que desean.
-Excelente (exclamó el filósofo); ahora cuéntale a los presentes cuales son los resultados, Mulá.
-El resultado es un buen burro y una mala esposa.
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