Identidad equivocada

Mulá Nasrudín había cambiado algunas palabras ásperas con el sheik del monasterio en el cual se hospedaba.

Días después se descubrió que faltaba una bolsa de arroz y el jefe ordenó que todos se alinearan en el patio. Una vez allí, les dijo que el autor del robo tendría algunos granos de arroz en su barba.

-Este es un viejo truco para hacer que el culpable se toque la barba, (pensó el ladrón verdadero), y no se movió.

-El jefe quiere vengarse de mí (pensó Nasrudín). Será mejor que me los quite del modo más disimulado que sea posible”.

Pasó los dedos por su barba y se dio cuenta de que todo el mundo lo miraba.

-Sabía que tarde o temprano me descubrirían, (dijo Nasrudín).

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