El rey me habló

Desde la capital del imperio Nasrudín regresó al pueblo.

Los ciudadanos se reunieron a su alrededor para oír lo que tuviera que contar.

- Seré breve, (dijo Nasrudín). En esta ocasión me limitaré a declarar que el momento supremo para mí fue cuando me hablo el rey.

Pasmados por el asombro y conmovidos por la gloria que por reflejo los envolvía, casi toda las personas retrocedieron y luego emprendieron su camino para comentar el maravilloso suceso.

El menos sutil de los campesinos se quedó allí y le preguntó:

- ¿Qué dijo su majestad?

- Me hallaba parado en la afueras del palacio cuando salió el rey y me dijo con claridad suficiente como para que pudiera escuchar todos: ¡Apártate de mi camino!

El simplón quedó satisfecho. Ahora con sus propios oídos había escuchado palabras que realmente habían sido pronunciadas por un rey.

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