¿De quién soy servidor?

El Mulá Nasrudín se había convertido en un favorito de la corte.

Aprovechaba su posición para poner en evidencia los métodos de los cortesano. Un día que el monarca se hallaba excepcionalmente hambriento le habían preparado unas berenjenas tan deliciosas que ordenó al jefe de cocineros del palacio que se las sirvieran todos los días.

-¿Acaso no son las mejores hortalizas del mundo, Mulá?, le preguntó a Nasrudín.

-Las mejores, majestad.

Cinco días más tarde, cuando las berenjenas ya habían sido servidas en diez comidas sucesivas, el rey tronó: “¡Alejen estas cosas de mi vista! ¡Las detesto!.

-Estas hortalizas son las peores del mundo, majestad, coincidió Nasrudín.

-Pero, Mulá, hace menos de una semana dijiste que eran las mejores.

-Lo dije. Pero yo estoy al servicio del rey, no de las hortalizas.

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