Cace su conejo

La gente venía hablando de unas bestias extrañas, a veces místicas, y alguien de la casa de té le comentó a Nasrudín que podían encontrarse monstruos incluso cerca de su propio pueblo.

Mientras se dirigía a su casa, el Mulá vio un nuevo animal. Tenía orejas como las de un burro, pero era parduzco, peludo y mascaba. Tan distraído estaba el animal que sigilosamente Nasrudín pudo acercarse y atraparlo por las orejas. Nunca había visto antes algo así. Era, realmente un conejo.

Lo llevó a su casa, lo encerró en una bolsa y prohibió a su esposa que la abriera. Después regresó velozmente a la casa de té.

- He encontrado algo (anunció gravemente) que tiene orejas similares a la de un burro y mastica como un camello. Ahora lo tengo en mi casa dentro de una bolsa. Jamás se ha visto un animal como ese.

La casa de té se vació inmediatamente, pues todos corrieron a lo del Mulá para ver esa maravilla.

Mientras tanto, su esposa, sin poder (claro está) contener su curiosidad, había abierto la bolsa. El conejo huyó raudamente de la casa y desapareció. A la mujer no se le ocurrió mejor solución que poner una piedra en la bolsa y cerrarla de nuevo.

El Mulá no tardó en llegar con sus amigos que clamaban por ver el monstruo.

El Mulá abrió la bolsa y la piedra cayó. Se hizo un silencio mortal. Nasrudín fue el primero en recobrarse.

- ¡Amigos¡ Si toman ustedes 7 de estas piedras descubrirán que pesan 350 gramos.

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